Luces y sombras en el control del picudo del algodonero


El principal obstáculo que enfrentamos es que la tarea de erradicación es un compromiso y colaboración entre individuos e instituciones, y los argentinos de por sí somos individualistas, pero las instituciones que deberían coordinar sus acciones para que esto sea un éxito, lo son aún más; esperemos que esta situación no se prolongue y alguna vez demostrarle al mundo y a nosotros mismos que podemos.



Trampa de captura del picudo algodonero.

El control del picudo se debe comenzar antes de la siembra, dirigida a los adultos de picudos que salen de la diapausa, para lo cual es imprescindible el uso de trampas de feromonas para detectar refugios, donde se aplican insecticidas.
Luego las trampas provocan una zona de atracción que potencia las aplicaciones de bordes; también se deberá realizar una aplicación total en el lote en el estado “botón cabeza de alfiler”; todo esto para bajar las chances de que el picudo comience a reproducirse.
La efectividad de las aplicaciones de bordes a partir de la siembra en los primeros 20 m del cultivo se potencia en los sectores que tienen trampas activas a una distancia menor a 70 m, como quedó evidenciado esta última campaña, en lotes de la misma zona, donde se realizaron aplicaciones semanales de bordes, con y sin trampas de feromonas, en los que estaban rodeados de trampas, la infestación de picudo se retrasó y los rendimientos fueron mayores. Esto posiblemente se deba a que los lotes rodeados de trampas provocan una zona de atracción, donde con las aplicaciones de bordes se eliminan los picudos que no atraparon las trampas. Las aplicaciones de bordes se deberán realizar una vez por semana hasta la defoliación del cultivo, sólo se suspenderán cuando se realicen aplicaciones totales.
Las trampas cumplen distintas funciones como la de detectar picudos y dar una idea bastante acertada de su nivel de población, seleccionar lotes para la siembra, detectar refugios de picudos diapausantes: cuando estos refugios son identificados los recursos disponibles pueden usarse más eficientemente y controlar picudos: generando una zona de atracción donde se concentran los picudos, por lo que potencian las aplicaciones de bordes realizadas con insecticidas, logrando bajar más la población de picudo, que las realizadas sin la presencia de trampas. También si la población de picudo es baja las trampas por sí solas pueden eliminarla.

Lo que no se debe hacer con las trampas

Es colocarlas dentro del cultivo de algodón, ya que de esta manera lo único que se logra es atraer a los picudo más fácilmente hacia su alimento. A los picudos hay que atraerlos hacia zonas donde tengan menos probabilidad de sobrevivir (lugares abiertos y soleados con escasa vegetación).
Investigaciones realizadas en Estados Unidos indica que los picudos que salen de la diapausa, antes de la presencia de botones florales, terminan muriendo por lo cual se denominan generación suicida, los picudos en la primavera están muy débiles y si salen anticipadamente antes de la presencia de los botones que le permitan reproducirse, no pueden sobrevivir por más de dos semanas, pero los picudos no salen del estado de reposo, todos juntos, por lo que muchos logran alcanzar finalmente los botones florales, que les permite reiniciar su ciclo de reproducción. Por tal motivo antes de la siembra sólo se debe proceder a detectar y eliminar los refugios, y después de la siembra las aplicaciones semanales de bordes deberán comenzar dos semanas después de la emergencia del algodón. En nuestro país falta generar más información sobre los picudos que entran en diapausa, los que tienen una diapausa facultativa y los que tal vez no sean inducidos a este estado; no tenemos las condiciones de
Brasil que en su zona algodonera nunca ocurren temperaturas bajo cero en ninguna época del año, ni las de Estados Unidos, en los que existe un riguroso invierno, en ambos casos los picudos logran sobrevivir pero la dinámica poblacional es diferente.
Si todos los productores de una zona respetan las fechas de siembras establecidas por el SENASA, el problema de picudo tiende a reducirse, porque se reduce también la ventana de alimentación, caso contrario si los productores siguen sembrando de Septiembre a enero y dejan rastrojos sin destruir, la presión de la plaga se potencia enormemente inviabilizando la producción rentable del algodón.
Antes del inicio de la campaña algodonera pasada (2010-2011), establecimos en diversos lugares de la provincia del Chaco y Corrientes, trampas de picudo rodeando lotes en los que se sembraría algodón, la separación de las trampas varió entre 20 y 40 m, se intercalaron  feromonas fraccionadas en argentina (con componentes nacionales e importados) con otras totalmente importadas, con dos criterios de distribución, al azar sistemático y totalmente al azar con trampas pareadas. Los resultados mostraron que no hubo diferencias significativas entre las capturas con ambos tipos de feromonas, con los dos criterios de distribución, pero si mostraron una gran diferencias de capturas según el lugar de ubicación de las trampas, muchas veces unas pocas trampas eran responsables de casi todas las capturas, esto indicaría que en un mismo campo la distribución de la plaga no es uniforme.
Las feromonas fraccionadas en Argentina se vienen ensayando hace más de tres años, los resultados indican que las feromonas fraccionadas en el país que se fabrican con 15 mg de grandlure más el agregado de sustancias que potencia su efecto y duración son tan efectivas como las totalmente importadas, que viene usando el SENASA. La tecnología de fabricación de dispersadores de feromonas eficientes, está disponible en el país, por lo que se podría importar solo el grandlure.



Picudo sobre trampa de captura.



Erradicación

Sería la mejor inversión para asegurar el fortalecimiento de la cadena textil en Argentina, para cual primeramente habrá que buscar una zona algo aisladas del resto, (o mejor aún varias zonas simultáneamente, pero cada una de las mismas debería tener una administración independiente), en algunas de las provincias algodoneras, donde comience un programa de erradicación efectivo, que pueda demostrar la factibilidad técnica y económica de la supresión o erradicación en un período de cinco años o menos. El principal obstáculo que enfrentamos es que la tarea de erradicación es una tarea de compromiso y colaboración entre individuos e instituciones, y los argentinos de por sí somos individualistas, pero las instituciones que deberían coordinar sus acciones para que esto sea un éxito, lo son aún más; esperemos que esta situación no se prolongue y alguna vez demostrarle al mundo y a nosotros mismos que podemos. De concretarse la erradicación, el cultivo de algodón sería más simple, rentable y seguro.



Por el Ing. Agr. Marcelo Polak técnico de la Fundación de Lucha contra el Picudo Algodonero - FULCPA





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